martes, 18 de octubre de 2016

BIRMANIA IV, Mandalay











Había reservado parte de las lecturas recomendadas para este viaje (El afinador de pianos, DANIEL MASON y Dias de Birmania, GEORGE ORWELL, los poemas de RUDYARD KIPLING,...), así que llegamos a Mandalay, a través del Irawadi con una idea un poco equivocada: ese nombre que evoca mañanas brumosas junto a la jungla, cacerías de tigres en compañía de oficiales británicos, sudor, hielo que tintinea en los vasos de whisky, grandes abanicos de palma que se mueven perezosos en los techos del "club europeo",...



Así que nada más descender del barco, comprobamos que Mandalay ya no tenía ese aire provinciano, colonial....
Las calles eran un caos de bocinas y hombres de negocios que caminaban apresurados.
Los pocos taxis que había enseguida se esfumaron y el último que quedaba, nos ofreció llevarnos, pero dentro ya había otra pareja con la que había concertado el viaje por un precio, el cual pretendía doblar llevándonos a todos, ... y con la sorpresa de los que ya estaban dentro del coche.






Hubo que hacer un "reajuste" en el precio total, así que donde eran 8.000 cada pareja, se quedó en 10.000 los cuatro.


El hotel que habíamos reservado conservaba una atmósfera colonial, con sus altos techos de madera, muebles de teca, suelos oscuros y espaciosas habitaciones.
La que nos habían asignado estaba en el 5° piso, pero no había ascensor. Muy amables nos dijeron que ellos se encargaban del equipaje., aunque nos daban la opción de otro más abajo, pero sin las estupendas vistas de Mandalay.
Así que después de ver unas y otra, optamos por el 5°piso y escaleras.


Los bancos abren a las 9, pero aún hay que esperar a que cuenten el dinero, encender ordenadores,.. en fin.. media hora por lo menos.

De todos modos es un tiempo muy entretenido: tienen TV, aseo para los clientes y botijo con agua.
Somos objeto de tanta curiosidad, como ellos para nosotros.
Y cómo solo cambian 100 € por persona/banco tuvimos que andar 3 bancos.
 En el último ya me animé a hacerles una foto pues aunque solo nos atendía uno, el resto se fueron acercando. Y entre tanta visita aproveché para ir al aseo, muy limpio por cierto. Cuando salía estaban todos haciendo pasillo para despedirnos... tremendo¡
Mandalay fue la última capital del país antes de la llegada de los británicos.

Sobre una amplia llanura, su centro está dominado por el inmenso recinto del fuerte en el que se hallaba el antiguo palacio real.
A los pies de la colina, rodeado por un foso y protegido por gruesos muros con ocho metros de altura, el fuerte de Mandalay, con un perímetro perfectamente cuadrado, domina la ciudad.
Cada uno de los flancos de la muralla mide unos dos km.
El interior alberga un cuartel inaccesible a los visitantes, y varios edificios, del antiguo palacio, que sufrió un incendio durante la 2ª Guerra Mundial.
                                                                                                     



Esta niña tan simpática se ganó algunos de los bolígrafos y objetos que llevamos para darles. Y cuándo ya nos íbamos, asomó el abuelo, agradeciéndonos el detalle..









Mercados interminables, de ropa, fruta, alimentos, juguetes, talleres mecánicos... de todo lo que uno se pueda imaginar.






 Intentar llegar a un destino a veces es complicado, ni idioma, ni mapas, ni nada... así que empiezan a llamarse unos a otros y repetir lo mismo, aunque están todos por un estilo ;) y a veces por hacernos entender unas a otros y viceversa, nos vemos subidas a un camión, una en la cabina y otra en la caja, a modo de taxi, para llevarnos al lugar por el que preguntábamos para ir a pie.
















   

La colina Mandalay, se levanta justo al norte del complejo palaciego, hasta alcanzar los 230 m. de altura, adornada por multitud de templetes, estupas, budas y altares. Se puede ascender en coche hasta la mitad de la ladera, pero el último tramo es inaccesible a los vehículos y ha de hacerse descalzo. Desde lo más alto hay buenas vistas de la ciudad y de las planicies circundantes.               
 





La imagen en bronce de Buda de la pagoda de Mahamuni posee una larga historia de más de dos mil años.
Por ello, peregrinos y devotos, budistas o no, viajeros y turistas de todo el mundo visitan la gran imagen de Mahamuni.






Es considerada una de las representaciones más importantes del Buda Gautama, conocido antes de alcanzar la iluminación con el
nombre de Siddharta y que es conocido en el budismo también como Sakyamuni. Para los habitantes de Birmania, que han transmitido de generación en generación esta creencia, es la única copia verdadera que existe de Buda porque fue realizada en vida del mismo y tomándolo como modelo.




No es extraño, por tanto, que durante siglos fuera objeto de codicia de numerosos gobernantes, ya fueran birmanos o extranjeros.
La entrada formal al recinto está en el lado este, que es en el que está orientada la imagen y que se puede ver al final de un largo corredor.
La estatua se encuentra en una estancia estrecha y es visible de frente y por ambos lados.









Se asienta sobre una plataforma de casi dos metros de altura, a  cuyos pies se colocan los devotos.
Sin embargo, el área más próxima y la plataforma están reservadas a los hombres mientras que las mujeres deben colocarse a una cierta distancia.
Sólo los hombres pueden  tocar la estatua e incrustar sobre ella el fino papel de oro, acto que es considerado la forma de devoción máxima, rezando también en la estrecha plataforma.






 Ésta costumbre o tradición reservada solo a los hombres es bastante frecuente en muchos de los sitios, en particular, en los más sagrados, en todo Birmania.

Las mujeres birmanas lo asumen como algo de lo más normal.

Me impactó bastante verlo allí escrito, es discriminatorio y humillante, pero es algo que en mayor o menor medida existe en todas las religiones.




 La estatua está hecha de bronce y mide cuatro metros de altura y pesa 6,5 toneladas.
Se trata de una estatua sentada, con las piernas cruzadas y los pies dirigidos hacia adentro, cuya silueta original, ha desaparecido bajo una densa capa dorada de 15 cm. de grosor, producto de las múltiples pegatinas de pan de oro que los fieles han  ido añadiéndole a lo largo de los años.
Además en otro de los edificios del recinto se conservan seis figuras de bronce de estilo jemer que originalmente adornaron el complejo de Angkor Wat, en Camboya. y a las que actualmente se atribuyen propiedades curativas








 La estatua muestra a Buda en el momento de la iluminación y por ello extiende su brazo derecho con la mano tocando el suelo como testimonio de sus actos pasados. La otra mano reposa sobre las rodillas con la palma hacia arriba.
La corona de la cabeza y el pecho están repletos de piedras preciosas incrustadas (diamantes, zafiros, esmeraldas, rubíes, etc.) y donadas por los devotos budistas en el pasado.






Desde el punto de vista estético, Mahamuni ofrece una imagen incoherente y una figura voluptuosa debido a unas proporciones distorsionadas. Así, la mayor parte del cuerpo está cubierta por una gruesa capa de papel de oro a excepción del rostro, la corona de la cabeza y los atributos de realeza del pecho.
La gruesa capa de papel de oro se ha ido aplicando desde el último incendio del santuario (1884) y se calcula que el total de este oro que recubre la estatua pesa hoy día más de una tonelada y su espesor medio es de unos 5 cm.



Y puesto que el ambiente reinante era mas que atractivo entre los devotos, nos dedicamos particularmente a ellos.

Una experiencia interesantísima en Mandalay es visitar a la troupe los Moustache Brothers.
Los directores de la función, que se representa en casa de los propios artistas, son dos 'hermanos' (aunque actualmente creo que son primos), de fama mundial, unido a la heroica y ejemplar historia de estos artistas que pasaron cinco años en la cárcel, incluidos algunos meses de trabajos forzados, por representar su show satírico, incluyendo bromas sobre los generales de la Junta, en casa de Aung San Suu Kyi durante el día de la Independencia en 1996. En 2002 fueron liberados, pero continuaron con su espectáculo y aunque los birmanos no acudían por temor a represalias, ahora y después de las elecciones democráticas, parece que ha cambiado.


Nosotras fuimos a sacar las entradas, antes de ir a cenar, pensando que habría mucho barullo y estábamos en familia, tanto que se empeñaron en subirnos al escenario. (creo recordar que eramos las únicas extranjeras).








Desde Mandalay se hacen visitas a antiguas capitales como Amarapura, Ava, Sagaing o Mingún, que contaré en los próximos capítulos.

Hotel: The Home
Restaurantes: AT.823 Bistro, BBB, My City, V café sky bar'' (hamburguesas espectaculares y baratas)
Taxi Mandalay Hill: (14.000)
Marionetas :(10.000)




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