domingo, 29 de septiembre de 2013

Iran V: Kerman, Mahan, ciudadela de Rayen,y desierto de los Kaluts y caravasar Zen-o-din.

Día 29 de Septiembre de 2013.

Nota: Para ver las fotos más grandes podéis  pinchar sobre una de ellas; después pinchando sobre esa (o moviendo la rueda del ratón) irá pasando a la siguiente.

De Shiraz a Kerman.


De Shiraz a Kerman hay 565 Kms. y nuestra idea inicial era hacer ese desplazamiento en avión, pero en esta época del año sólo había dos vuelos semanales y eso nos obligaba a permanecer dos días más en Shiraz (cosa que no nos hubiera importado) pero entonces deberíamos prescindir de esos dos días en otros lugares en los que teníamos interés.

Por lo tanto no nos quedaba otra alternativa que alquilar un taxi, cosa que hicimos el día anterior.



Este es, por lo tanto, un día sin mucha historia. Solo cabe mencionar la sucesión de paisajes muy diversos medio difuminados por la constante presencia del polvo en suspensión que había en toda esta zona semidesértica y que no permitía ver con nitidez el horizonte cuando se trataba de distancias largas. En nuestra ruta pasamos al lado de varios lagos secos (en esta época; en invierno las lluvias y la nieve permiten que su superficie esté cubierta de agua) similares, aunque más pequeños, al lago Urmia que ya habíamos visto en el noroeste. Las grandes llanuras se alternaban con  pequeñas montañas y de cuando en cuando atravesábamos alguna población pequeña. Como curiosidad cabe mencionar la presencia de pequeñas y modestas mezquitas en lugares totalmente aislados, lejos de cualquier población, que no son otra cosa que mezquitas de carretera y que permiten a aquellos viajeros que hacen grandes desplazamientos parar para cumplir con sus preceptos religiosos. Tenemos que decir  que vimos siempre muy pocas personas paradas en esas mezquitas.






Lago seco.








Mezquita de carretera.







Llegamos a Kerman en las primeras horas de la tarde y nos dirigimos al hotel, que ya teníamos previsto y que era el Hotel Akhavan (akhavanhotel@yahoo.com).
Son muy pocas la ocasiones en las que uno se encuentra en un hotel "como en casa" (salvando las distancias, claro) pero existen esos sitios en los que una serie de circunstancias  hacen que resulte familiar y acogedor y no sea uno de esos lugares impersonales que son la mayoría de los hoteles, por lujosos que puedan ser. Pues bien, el hotel Akhavan es uno de esos raros casos. Nada más llegar un té de bienvenida, con calma, cómodamente sentados y sin prisa para inscribirnos. Los dos hermanos que regentan el hotel son un dechado de amabilidad, proporcionan buenísima información sobre la zona y  hablan buen inglés. Se nota que están acostumbrados a tratar con los viajeros y conocen perfectamente todo lo que  uno puede necesitar. Las habitaciones son muy correctas. Hay que añadir además que en esté hotel, por defecto, en el precio de la habitación (muy razonable) entra el desayuno y la cena.
Hotel Akhavan.
Como ya había empezado a oscurecer decidimos no salir a visitar nada....estábamos algo cansados del largo viaje y necesitábamos tiempo para conectarnos con el mundo exterior y poner en orden algunas cosas. La hora de la cena llegó pronto y cuando nos sentamos a la mesa un atento camarero empezó a depositar una gran serie de platos exquisitamente cocinados...eran tantos que no pudimos comer todo y lo que hicimos fué probar algo de cada cosa. Sin duda ninguna este hotel es uno de los mejores alojamientos en relación calidad/precio de todo Irán.
Aquí pasaremos tres noches (en lugar de las dos previstas inicialmente) para visitar la ciudad y sus alrededores.

Día 30 de Septiembre.
Kerman.

El origen de la ciudad se remonta al siglo III D.C. Fué un punto importante de paso de las grandes caravanas que se dirigían hacia Afganistan y hacia la India y pronto fueron conocidas sus alfombras, el comino y los pistachos. Marco Polo pasó por aquí en 1.271 dejando constancia de las mercancías que se vendían en sus bazares. En 1794 quedó destruida por un terremoto. Como todas la ciudades tuvo un pasado turbulento de conquistas y dominaciones pero el más trágico tuvo lugar entre 1795 y 1797 cuando Agha Mohammad (primer monarca de la dinastía qajar) tomó la ciudad y mandó asesinar a todos los hombres, por haberse mantenido fieles a Lotf Alí Kan, e hizo que depositaran ante él unos 20.000 ojos. Los niños y las mujeres fueron esclavizados y después destruyó la ciudad durante 90 días.

La actual Kerman tiene unos 620.000 habitantes y se construyó al noroeste de la antigua ciudad. Está situada en una meseta a 1.755 mts sobre el nivel del mar, con un clima muy caluroso en verano y frío en invierno. En estas fechas hacía bastante calor durante el día aunque en las sombras se estaba bien. Es una ciudad de frontera (aunque no está situada en la frontera de ningún país) y en este caso la frontera la marca el desierto de Lut en cuyo borde occidental está la ciudad. Más hacia el este, tras llegar a Zahedan (en la frontera con Pakistan), sólo está el desierto y pequeñas poblaciones establecidas en pequeños valles en los que existe agua.

 Hoy en día hay unas importantes factorías coreanas de montaje de coches.

Kerman queda alejado de los tradicionales circuitos turísticos (a pesar de su evidente interés) pero aún así hace años algunos grupos solían hacer una noche en esta ciudad para visitar la cercana y fabulosa ciudad de adobe de Bam pero, desgraciadamente, en el 2003 un violento terremoto la destruyó casi totalmente. Desde entonces han empezado la reconstrucción de la misma siguiendo los antiguos métodos de construcción pero los trabajos van lentos y aún falta mucho por hacer. En esta página de la Unesco hay buena información sobre esta ciudad:

http://whc.unesco.org/en/list/1208

Por ese motivo los extranjeros no suelen venir por Kerman. De hecho en los tres días que pasamos allí solo nos encontramos con un español y con un grupo de de unos 10 italianos que pernoctaron una noche en el mismo hotel que nosotros.

Tras un desayuno estupendo tomamos el taxi que nos llevaría al bazar pasando antes por tres sitios de interés que están algo alejados del centro. En el propio hotel trabajan con varios taxistas y suelen ofrecer sus servicios a los viajeros...y teniendo en cuenta que los precios son razonables aceptamos su sugerencia.

La biblioteca.

La primera parada fué en la biblioteca, situada en un hermoso edificio al que se accede por un cuidado jardín. Allí pudimos recorrerla con total libertad y observar como estudiaban los jóvenes; eso sí, separada la parte de las mujeres de la de los hombres. Aparte de biblioteca es uno de los centros de investigación sobre informática más importantes de Irán.



















Yakhchal Moayedi.

Depósito de hielo.
A continuación fuimos a visitar este edificio de adobe (perfectamente restaurado y conservado) de la época safávida, que no es otra cosa que un depósito de hielo de forma cónica. Resulta muy curios saber que hace siglos se almacenaba el hielo (que se obtiene durante el frío invierno al recoger los bloques de hielo del agua que va circulando por distintos canales) que se conservaba  para los meses cálidos. Ahora ya no cumple esa función y se utiliza como teatro y como oficina de turismo.....no sé cuanta actividad teatral hay pero como oficina de turismo no tiene más que unas fotos (un tanto descoloridas) a gran tamaño, de la ciudad y de la zona, y nada más. El edificio es singular y muy bello y tiene anejo un antiguo caravasar que ahora se destina a varias tiendas de artesanía aunque sólo estaban abiertas en estas fechas dos o tres.


Interior del depósito.


La casa de Zoroastro.

A poca distancia de allí el taxista se metió por varias calles estrechas y paramos frente a una finca rodeada por un muro. Lo que había en el interior era un pequeño jardín y un edificio que contenía un curioso museo sobre el zoroastrismo y un habitación que es un pequeño templo del fuego (símbolo de los zoroastrianos). Sobre Zoroastro hablaremos más extensamente cuando visitemos Yazd así que aquí sólo dejo algunas fotos:
















Gonbad-e Jabaliye.

Nos dirigimos después a las afueras de la ciudad para visitar un edificio de estructura octogonal (del siglo II) y cuya función según algunas fuentes era la de servir como observatorio astronómico y según otras como sepultura. Al fondo se veían las montañas de roca que bordean la ciudad en ese lado.




Bazar e-Sartasari.



Este bazar es uno de los centros comerciales más antiguos de Irán y en realidad esta compuesto por cuatro bazares principales y otros más pequeños. Es una visita imprescindible (todos los bazares lo son, en realidad) por lo particular de su construcción y por la cantidad de escenas interesantes que se presentan al caminante en cada esquina. Aquí podemos encontrar oficios tradicionales tal como eran en los tiempos antiguos: fraguas, vendedores de lana, telares.....y las tiendas similares a las de otros bazares. Al no ser muy grande, a poco que uno sale hasta un extremo puede observar las estrechas callejas que se internan en la parte antigua de la ciudad. Podemos decir que aquí podemos ver, en cierto modo, el ambiente más autentico de los bazares de otras épocas y aunque muchas zonas ya se han restaurado y "modernizado" es indudable que se percibe algo especial que atrae poderosamente. También podemos ver  algún antiguo caravasar en un estado  semirruinoso. Es una maravilla perderse por las callejuelas, disfrutar del espectáculo de la vida diaria,  y caminar por los pasillos en sombra en cuyo suelo se proyecta la luz solar que se filtra a través de los agujeros de las bóvedas.




































Plaza Ganj Ali Khan.

Dentro del bazar está esta gran plaza rectangular que tiene cuatro entradas. En el extremo noroeste de la misma se encuentra la mezquita  Masjed-e Ganj Ali Khan, en restauración en estas fechas. En los arcos que rodean la plaza hay numerosas tiendas de hojalateros que fabrican y venden todo tipo de utensilios de cocina y en uno de los pasillo laterales está el hamman Ganj Ali Khan que no pudimos visitar porque estaba cerrado pero del que dejamos constancia de los curiosos dibujos de la entrada.. La gente iba tranquilamente, de puesto en puesto, haciendo sus compras. Fué en uno de las calles del bazar donde nos encontramos con Eduardo, un chico de Navarra, recién llegado a la ciudad y que estaba buscando un guía para ir al día siguiente a visitar los alrededores de Kerman. Le comentamos que nosotros también teníamos esa intención y que ya lo habíamos concertado con un taxista y que tambíen podría unirse a nosotros  si tenía interés. Intercambiamos los teléfonos para poder contactar.

Recorrimos las numerosas calles que transcurrían paralelas a los lados de la plaza observando con detenimiento como transcurría la vida del bazar. En algunos de esos pasadizos la luz del sol se colaba por las aberturas del techo y se proyectaba sobre el suelo creando un ambiente mágico.















Hamman-e Ganj Ali Khan.











Bazar-e Mosaffari.

Pasamos por los distintos bazares que componen el gran bazar de Kerman y en la parte noroeste llega un momento en el que, a través de un pasadizo, vemos al fondo las montañas que rodean la ciudad y accedemos a este bazar descubierto de 700 años de antigüedad y que en realidad es el mercado de la fruta y la verdura, lleno de colorido y muy animado a estas horas del mediodía.









Como había llegado la hora de reponer fuerzas nos fuimos a comer al restaurante Hamam-e Vakil Chaykhaneh que, como su nombre indica, fué antes un haman. Es un sitio muy hermoso, con varias estancias, altas columnas y con música en directo. La comida, sin ser mala, no es tan excelente como pregonan las guías; pero fué un buen lugar donde relajarnos antes de proseguir la visita por la ciudad.






Masjed-e Jameh.

Ya repuestos nos dirigimos hacia esta mezquita. El término Jameh significa viernes y por eso la traducción sería "mezquita del viernes". En todos los pueblos y ciudades de Iran hay una mezquita del viernes. Lo de "viernes" viene porque es en la tarde de ese día de la semana cuando el orador se dirige a los fieles. En los pueblos y lugares pequeños suele ser un imán, pero en las grandes ciudades es un "hojatol-Eslam" o un "ayatollah"(persona que ha estudiado durante veinte o más años el Coran). Tiene esta mezquita una hermosa entrada con un reloj en su cima y un patio grande de gran belleza. Algunas de las decoraciones de azulejos son originales de la época en que fué construida en 1.349, otras zonas fueron restauradas posteriormente. Las mezquitas siempre son un buen lugar para relajarse, el entorno invita a ello, naturalmente.








Plaza Shohada.

El sol había apretado fuerte durante todo el día y sólo se estaba a gusto en las sombras de las galerías del bazar y en las mezquitas. Cuando llegamos a esta plaza el sol ya empezaba a declinar y proyectaba una luz suave y cálida sobre los edificios y los puestos. La gente  deambulaba dirigiéndose cada cual a su lugar y descansaban otros en las sombras del pequeño jardín que había en la glorieta central, en cuyo centro había un monumento que simboliza a una madre elevando unas flores al cielo por los mártires de la guerra (contra Irak). El espectáculo era realmente atractivo por los personajes, por los edificios y por la gente y todo ello estaba envuelto en una atmósfera atemporal transladándonos a tiempos pretéritos.
Mujer sacando dinero en un cajero.


Los dependientes de las pastelerías atendían a sus clientes y posaron para nosotros; un hombre hacía de zapatero en el mismo suelo de la acera mientas tres amables ancianos estaban sentados a la sombra y conversaban amigablemente; en una frutería llena de sandías la luz del atardecer daba intensidad a una de ellas, partida, que parecía sangrar y a lo lejos la cúpula azulada de la tumba del místico Moshtari-ye Moshtaq Ali Shah y de otros personajes notables de Kerman brillaba. A este místico sufí, que fué muy famoso por las canciones que había compuesto se le atribuye el haber añadido la cuarta cuerda al setar (instrumento musical persa parecido al laud que inicialmente tenía tres cuerdas; precisamente la traducción de setar es "tres cuerdas").
Recibimos un mensaje de Eduardo (el navarro) que nos decía que había conseguido un guía y que probablemente coincidiríamos con él en el desierto de los Kaluts al atardecer del día siguiente. Regresamos en taxi al hotel y degustamos, una vez más, la deliciosa cena que nos ofrecieron.



























Día 1 de Octubre de 2013.

Para el día de hoy ya habíamos apalabrado, en el mismo hotel, un taxi para visitar los alrededores de Kerman. Las visitas previstas son la ciudadela de adobe de Rayen, los jardines Bagh-e Shahzde, la cercana población de Mahán y, para finalizar, llegar al atardecer a la zona de los Kaluts en el desierto Dust-e Lut. Todo esto por un precio de 35 euros, los tres.

Rayen.

Salimos nada más desayunar, temprano, pues nos esperaba un día largo de visitas. Nos dirigimos hacia el sur dejando a la izquierda la localidad de Mahan, que visitaríamos a la vuelta, y el paisaje era el propio del desierto, grandes extensiones, con importante montañas a la izquierda, y todo seco, muy seco, salvo en lugares aislados donde se supone que hay agua. El polvo en suspensión reducía la visibilidad a lo lejos; de cerca no se llega a apreciar aunque también está. Tras el terremoto de 2003 que destrozó Bam los viajeros suelen visitar Rayen que está mejor conservada. La distancia desde Kerman es de 100 kms. aproximadamente y llegamos enseguida.
Hacia Rayen.

Una página con información de Rayen: http://www.rayen.ir/english.asp

La ciudadela de Rayen está situada en la población del mismo nombre, a los pies de la montaña Kooh-E-Hezar de 4.500 m. de altura. Aquí si hay vegetación, la temperatura es más fresca y la zona es productora de fruta. Se cree que su construcción es de hace 1000 o más años, en la época sasánida y estuvo habitada hasta hace 150 años. En la actualidad están realizando trabajos de restauración en buena parte de la misma. La ciudadela, construida totalmente de adobe, tiene una alta muralla que la rodea y una vez dentro se distinguen claramente dos zonas; la que habitaba la gente del pueblo, y la residencia del gobernador que a su vez también está rodeada por otra muralla. No había nadie cuando llegamos y la visitamos totalmente solos por lo que pudimos disfrutar de ella con total comodidad. Pasemos a verla.















Rayen pueblo.








Palacio del gobernador.

Jardines Bagh-e Shazade.

Terminada la visita volvimos sobre nuestros pasos y nos dirigimos en dirección Kerman. Vimos de nuevo los secos y bellos paisajes, esta vez, desde el otro lado. Nuestro destino eran los jardines Bagh-e Shazade, situados en las afueras de la población de Mahan. Sorprende, en medio de aquellos parajes desérticos, encontrar un lugar así, donde el agua, que llega de las montañas cercanas a través de canales, corre con fuerza a través de los estanques que van formando cascadas aprovechando el desnivel del terreno. Construidos en 1873, fueron la residencia de Abdul Hamid Mirza uno de los últimos príncipes de la dinastía Qajar. Ahora son unos jardines, algo descuidados, con un haman y un edificio reconvertido en restaurante. Cuando lo visitamos estaba lleno de soldados que se refrescaban y comían tras estar de maniobras por la zona. La visita es prescindible aunque se agradece relajarse un rato y disfrutar de las sombras y el rumor de agua, máxime teniendo en cuenta que el día era muy caluroso.

















Mahan.

Shah Ne´matollah Vali nació en 1331 en la ciudad de Alepo (norte de Siria). Desde muy joven se interesó por el sufismo y leyó y estudió a todos los maestros de la época. Se trasladó a La Meca y estuvo durante siete años con el maestro Ibn´Arabi. A partir de entonces inició una serie de viajes por Asia central y residió durante un tiempo cerca de Samarcanda donde conoció a Tamerlan. Para evitar conflictos con el gobernante decidió marchar hacia Persia y se estableció en Mahan, pequeña población a 35 kms al sur de Kerman. Su fama se fué extendiendo y fueron muchos sus seguidores tanto en este país como en la India. Falleció a los 100 años de edad y su mausoleo fué construido en 1436 por un sultán indio seguidor de sus enseñanzas. Fué el fundador de la orden derviche Nematollah que aún sigue existiendo en nuestros días. Al mausoleo se le añadió una mezquita en tiempos del Sha Abbas y después se ampliaron los edificios y los patios dado el número de seguidores que llegaban a Mahan.


Este es el lugar al que llegamos; un pueblo pequeño, un oasis en medio del desierto que tiene como fondo, al Este, las grandes montañas tras las que se encuentra el gran desierto de los Kaluts. La cúpula azul de la mezquita es uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura antigua persa y el lugar (que visitamos completamente solos) es un remanso de paz y uno se siente especialmente a gusto bajo las hermosas bóvedas y la luz verde, ténua, que ilumina un pasillo de entrada y algunas estancias. Se conserva aún el espacio en el que meditaba y estudiaba el sabio. El conjunto tiene tres patios con árboles frondosos  y altos y un estanque. 

Un enlace sobre Shah Ne´matollah Valihttp://en.wikipedia.org/wiki/Shah_Nimatullah_Wali

Y otro enlace donde se puede descargar un buen texto (en PDF) sobre el sufismo: http://www.sufism.ir/books/download/english/sufipath.pdf

Otra estupenda página sobre Sha, com poemas y artículos : http://www.erfan-gonabadi.com/index.html
Y una más sobre el sufismo: http://www.sufi.ir/mainsite-en.php




















Comimos, no muy bien, en uno de los restaurantes que había en las afueras de la población y descansamos un poco en la sombra antes de afrontar el último tramo del día.


El cálido silencio del desierto (los Kaluts).

Lo visto hasta ahora ya había justificado plenamente el día de hoy pero habíamos dejado para el final lo que yo consideraba el plato fuerte de la jornada. Salimos de Mahan en dirección Kerman y a los pocos kilómetros tomamos dirección Este hacia Shahdad que es la puerta de entrada al desierto aunque todo el área hasta llegar allí ya se puede considerar desierto. Al poco de salir la carretera comenzó a mostrar una pendiente suave al principio y más acusada a medida que íbamos ascendiendo. Al ir ganando altura la temperatura, que era elevada en la llanura, fué descendiendo. Las montañas peladas iluminadas por el sol de la tarde eran de gran belleza. Después de llegar al punto más alto comenzó un largo descenso y pasamos al lado de varios oasis, rodeados de montañas, en los que existen pequeñas poblaciones. Cuando llegamos de nuevo a la llanura la temperatura había subido considerablemente; lo comprobamos al bajar la ventanilla del taxi para hacer unas fotos; el coche tenía aire acondicionado pero no funcionaba el termómetro que marcaba la temperatura exterior. Después de circular por una larga llanura durante muchos kilómetros vimos a lo lejos las maravillosas formaciones de roca y arena que nos habían llevado allí. Estábamos en el centro del desierto Dust-e-Lut y en la zona de los Kaluts.
Hacia los Kaluts.

Dust-e-Lut es uno de los dos grandes desiertos de Irán; situado en el sureste del país tiene unas dimensiones de 480x320 kms. aproximadamente. El significado del nombre en farsi es "desierto vacio" y así es en realidad porque se trata de un desierto salado en el que no hay vida, ni siquiera bacteriana. Tiene varias zonas diferenciadas y la zona que nosotros visitamos es la conocida como Kaluts que ocupa una extensión de 150Kms de largo por varios kilómetros de ancho, variable según la zona. En este desierto, a unos 40 kms del punto donde nos encontramos, se registraron las temperaturas más elevadas del planeta, superiores a los 70º C.
Cuando bajamos del coche la primera impresión que recibimos fué exclusivamente física, un fortísimo golpe de calor nos invadió y parecía que no lo podríamos soportar. Calculo que la temperatura era superior a los 50º C. Ya elegimos llegar allí en las últimas horas de la tarde para evitar el calor, más fuerte aún, del mediodía y para poder ver la puesta de sol. Para describir esa primera sensación no se me ocurre otro símil mejor que la sensación que se experimenta al entrar en una sauna; una sauna seca. Pero el cuerpo humano es sabio y pronto se acostumbró a las nuevas condiciones y a partir de ese momento empezamos a disfrutar del maravilloso espectáculo que se abría ante nuestros ojos. Subimos a una pequeña colina y desde allí pudimos contemplar una gran extensión de terreno en el que parecía que una serie de castillos en ruinas, cientos de ellos, se encontraban desperdigados en todas las direcciones.
El desierto suele atraer poderosamente a la mayoría de la gente. Creo que uno de los motivos, aparte del paisaje, es el silencio absoluto que uno percibe de tal modo que se pueden oír los sonidos del cuerpo propio. Estábamos solos en aquella nada sin vida. Y a partir de ahí comenzamos a caminar por entre las formaciones de arenisca disfrutando del maravilloso espectáculo. 
Las formaciones de arenisca y rocas reciben, en geología, el nombre de yardang y son producto de la erosión del viento mezclado con arena, que suele soplar en la misma dirección, y va eliminando las partes más débiles de los montículos dando lugar a formaciones curiosas.

Estuvimos caminado durante unas dos horas y emprendimos el regreso hacia el lugar donde nos esperaba el coche y ya desde la distancia vimos que en un promontorio había alguien. No era otro que Eduardo, el chico navarro que habíamos encontrado el día anterior en el bazar de Kerman. Según nos contó había perdido demasiado tiempo en las visitas anteriores y llegó aquí un poco tarde. De todos modos las últimas luces del sol ocultándose detrás de las lejanas montañas nos dió las mejores imágenes de la tarde. El guía de Eduardo, una persona muy amable y hospitalaria, había puesto un mantel sobre el suelo y nos invitó a un té que nos supo a gloria después del gran calor pasado. 
(Dejo aquí su nombre y contacto para quien estuviera interesado: Iraj Rahmany  Tel:09133417865   iraj_ry@yahoo.com  y su página http://tourguide.blogfa.com/  en la que ofrece varias opciones incluyendo la visita de los Kaluts en 4x4 y el pasar allí la noche en una tienda, una opción muy tentadora que nosotros no pudimos elegir para no perder más días). Mientras nos acercábamos Eduardo nos había hecho algunas fotos que mostraré más abajo.
Iraj.

Cuando ya se había ocultado el sol totalmente iniciamos el regreso a Kerman reteniendo en nuestra mente los momentos mágicos que habíamos vivido. Todo el trayecto lo hicimos de noche y en el Akhavan nos esperaba una ducha y una buena cena.








Primera vista de los Kaluts, desde el coche.
























Foto hecha por Eduardo.

Foto hecha por Eduardo.

Foto hecha por Eduardo.
















Día 2 de Octubre de 2013.

El caravasar de Zein-o-din.

De Kerman a Yazd hay 360 Kms. y nuestra intención era parar 60 kms. antes de Yazd para ver, y si fuera posible alojarnos,  el caravasar de Zen-o-din. El decidir si nos alojábamos allí, o no, dependía de la disponibilidad de habitaciones y del precio de las mismas. Según la guía convenía reservar con cierta antelación y por otra parte sabíamos que los precios eran elevados.
El caravasar es una construcción rectangular (en Irán sólo dos tenían planta circular y uno de ellos es precisamente este que pensábamos visitar, el otro está en ruinas) con una sola entrada y con torres defensivas en las esquinas. Su misión era servir de soporte a las grandes caravanas que se desplazaban por estos caminos de la Ruta de la Seda y por otras grandes rutas; y aparte de ofrecer seguridad a los comerciantes y viajeros les proporcionaban diferentes servicios, como agua y alimentos para animales y personas; tuvieron un importancia fundamental en el sistema de postas creado por los persas; también era el lugar en el que habitualmente se celebraban acuerdos comerciales. También existen caravasares en las ciudades, de hecho los encontramos en muchos bazares, pero allí cumplían mas bien la función de almacén de mercancías.
La puerta de entrada.
En Iran hubo miles de caravasares (o caravanserais) y sólo durante la época del Sha Abas I se construyeron mil. Hoy la mayoría están en ruinas aunque hay interés en restaurar muchos de ellos. Este es el caso de Zein-o-din, construido en el siglo XVI, restaurado hace pocos años (conservando totalmente la estructura original) y convertido en hotel. 
La recepción.
Cuando llegamos supimos que tenía habitaciones....todas estaban libres. Nos hicieron un precio por debajo de la mitad del precio habitual y decidimos quedarnos allí esa noche; en el precio iba incluida la cena y el desayuno pero como era mediodía los amables baluchis que lo atienden nos incluyeron en el mismo precio la comida de ese día. Como ya dije, su planta es circular. Pasar del desolado paisaje desértico y entrar en aquel recinto era como retroceder varios siglos....el lugar nos encantó. Tienen dos tipos de habitaciones; las de ala derecha están separadas por grandes cortinas y las del ala izquierda son habitaciones separadas, de obra, y como estábamos totalmente solos pudimos elegir las mejores. Dedicamos el día a descansar, leer, subir al tejado del mismo para ver los alrededores y disfrutar de una maravillosa puesta de sol con las montañas próximas como fondo. Por la noche llegaron varias personas (aficionados a la astronomía) que subieron al techo para observar las estrellas; luego cenaron cuando nosotros y después se fueron. La comida que nos ofrecieron fué variada y buena. Espero que las fotos sepan transmitir algo de lo que nosotros llegamos a sentir en aquel lugar cautivador.
El restaurante.


El patio interior.


Aquí vistas desde el tejado.

















Aquí termina esta crónica. En la próxima hablaremos de otra ciudad del desierto y de la Ruta de la Seda, Yazd. Tambien hablaremos de Zoroastro; de las torres del viento;  de lugares de los alrededores como Meybod, Chack-Chack y Karanaq; y de un pequeño pueblo cerca de Esfahan dondé convivimos con una familia durante un día; y de algunas cosas más.