Sobre las 9 de la mañana ya estábamos en Sesriem. Nuestro objetivo era llegar temprano para ver el parque durante todo el día. Aquí pasariamos nuestra última noche de camping. Ya la teniamos reservada desde el primer día que llegamos a Windhoek porque suele llenarse con facilidad. Luego, sobre la marcha veriamos si nos quedabamos una noche má o continuabamos. Pedimos que nos asignaran una buena parcela, cerca de los baños...etc...La gente que había pernoctado la noche anterior habia salido a las 6 de la mañana para ver el amanecer en las dunas. Ya nos habían comentado unos españoles, que iban en un grupo que encontgramos en Sptizkope, que era como una romería pues todos los vehículos salian a la vez y se amontonaban en la Duna 45 para ver amanecer y yo también lo había leido en algún sitio por lo que no éramos muy partidarios de repetir esa experiencia a la mañana siguiente y todo lo haríamos en función de lo que víeramos hoy. Nos asignaron una parcela, fuimos a verla y nos gustó (la nr 7). Pagamos las entradas al parque en la oficina del mismo que está en el camping y arrancamos.
A medida que avanzábamos las dunas estaban más próximas a la carretera. El valle del Río Tsauchab
La duna 40 |
También es una de las mas hermosas aunque vimos muchas igualmente maravillosas. Sólo había dos coches y la gente que estaba en los mismos se fué pronto. Ascendimos la duna.
Subiendo a la duna 45 |
Antes de empezar parece fácil. Luego se hace duro a medida que asciendes porque es bastante empinada ( son mas de 300m de altura). La única que llegó a la cima fue Rosana. Los demás ascendimos un buen trecho y yo bajé para hacer fotos desde abajo y por los alrededores. Soplaba un poco de viento y se llevó el pañuelo de Ana Gloria hasta la otra vertiente. Lo recuperé después gracias a los ánimos de Ana Olga. Las vistas desde arriba son extraordinarias y desde abajo también. Mejor que contarlo es ver alguna foto.
Recuperando el pañuelo. |
La duna 45 |
Cuando la pista asfaltada de 65 kms. se llega a un lugar a partir del cual sólo está permitido continuar a los vehículos todoterreno. Los que van en coche normal tienen dos opciones: ir caminando los 5 kms. hasta Sossusvlei o pagar un tranporte en todoterreno. Nosotros continuamos. Toda la pista era de arena y en algunos puntos habia bastante profundidad así que procuramos ir por las rodadas y utilizamos la reductora corta ( 4X4 como diría nuestro amigo Henry el sudafricano del Kunene River). Llegamos sin problemas. Sossusvlei es un salar efímero. Solo tiene agua cuando la temporada de lluvias es abundante, cosa que ocurre una vez cada ocho o diez años, y este año fue así y la laguna estaba con agua. Habitualmente presenta un suelo blanco ( por la sal), cuarteado y unos esqueletos de árboles, secos, plantados y así lo habíamos visto en multitud de fotos. Ahora todos esos árboles estaban cubierto de agua. Muchos animales acuden a beber allí pero lo hacen al anochecer y muy temprano por lo que no vimos ninguno.
Sosussvlei. |
Aparcamos el coche bajo la sombra de un árbol próximo a la orilla. Vimos los alrededores de la laguna y la dos Anas se quedaron en la refrescante sombra mientras Rosana y yo ascendimos la duna que bordea la derecha de la laguna. A medida que ascendíamos iba apareciendo ante nosotros un impresionante mar de arena ( mide 300X150 Kms.) con dunas que se extendían mas allá de cuanto podíamos ver. Había mil colores distintos de arena en función de la distancia, de las sombras, del ángulo de incidencia de la luz. Viendo estas magníficas extensiones de arena se comprende el hechizo que los desiertos despiertan en todas las personas que los ven.
La excursión nos llevó un buen rato y a la vuelta nuestras compañeras ya habían comido de nuestras provisiones en un compañia de un chacal que se acercaba sin temor hasta el alcance de la mano en busca de restos de comida. Todavía seguimos allí un buen rato, descansando, viendo los alrededores y al regreso (teníamos que estar fuera del parque antes de las 18H) paramos de nuevo en la duna 45. El sol comenzaba a bajar en el horizonte y los colores de las dunas se intensificaban; los sprinboks, avestruces pastaban plácidamente en las hierbas de la sabana a ambos lados de la carretera.
Cuando llegamos al camping ya empezaba a oscurecer. Nos habán dicho en Spizkope unos españoles que viajaban en un grupo que en Sesriem habían padecido un frío horrible el día que habían estado pero hoy la noche era muy agradable. Las temperaturas nocturnas varían bastante supongo que en función de la dirección de los vientos (los que provienen de la costa son siempre muy fríos). Cenamos en el restaurante del camping, normal y mañana iremos a dormir cerca de la capital Windhoek.
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