jueves, 8 de noviembre de 2012

De Savannakhet a Pakse y Champasak.

El ameno viaje en autobús.

El autobús con destino a Paksé salía a las 8,30 horas de la estación de autobuses por lo que a las 8 de la mañana ya estábamos allí. Compramos los billetes y esperamos la hora de salida mientras subían las maletas al techo, así como montones de bultos, sacos, mercancías...
Era un autobús grande, de aspecto ni demasiado viejo ni demasiado moderno con una gran pantalla encima del conductor, con asientos normales ( no eran incómodos) y en el que viajaban muchos laosianos y unos pocos occidentales más aparte de nosotros tres.
El sistema de ventilación consistía en unos ventiladores distribuidos a todo lo larga del autobús, a ambos lados, pero que no funcionaban o no los pusieron; como sistema alternativo se abrían las ventanillas lo que permitía tener una falsa sensación de fresco cuando el sol empezó a apretar según avanzaba la mañana.
El autobús ya partió casi totalmente lleno, pero empezó a parar al poco de salir y se llenó enseguida. Bueno pues ahora todo seguido....pues nó, siguió parando cada poco y subía más gente que fueron "acomodando en el pasillo" junto con sacos, paquetes y todo cuanto pueda uno imaginar. La cobradora, en lugar de cobrar a la gente al subir, lo hacía cuando el autobús ya estaba en marcha pasando por encima de los sacos y de la gente que estaba sentada en el pasillo; cada maestrillo tiene su librillo.
Nada más arrancar el conductor encendió la pantalla en la que se proyectaban vídeos musicales de forma ininterrumpida de de los artistas más populares del país. El viaje transcurría por lo tanto muy ameno.
De tarde en tarde, supongo que a petición de parte interesada, paraba junto a la cuneta y varias personas apuradas salían a hacer sus necesidades entre la vegetación. Cuando llegaba a algún pequeño poblado también paraba para dejar o recoger viajeros o para dejar o recoger mercancías; esas paradas eran aprovechadas por una legión de vendedoras que subían rápidamente al autobús para vender sus "pinchos" que eran de lo más variado: una especie de alcachofa verde que tenían grandes pipas en su interior y que tenía mucho éxito, pinchos de pollo, agua, arroz glutinoso..etc; otras vendedoras ofrecían sus manjares desde el suelo a través de las ventanillas. En alguna de esas paradas nos bajamos para estirar la piernas y ver el espectáculo desde tierra.
No es de extrañar, por lo tanto, que un trayecto de 230 Kms. lleve 6 horas.

Un alto en el camino.
Una de las formas de conocer algo de un país y de sus gentes consiste en perderse sin rumbo en las ciudades y caminar por los poblados e intentar hablar con la gente que te encuentres. Otra, complementaria es viajar con los locales del país. No diría yo que fué un viaje de placer, hacía mucho calor, pero si que fué muy animado y una buena experiencia como ya constatamos en otras ocasiones.





Visto desde el lado femenino, las 6 hrs de viaje para una vejiga en apuros... tela! (no sirvió de nada pelear con la revisora para que nos buscase un sitio dónde ir... ) Extrañamente nosotras aguantamos sin problemas debido quizás a la transpiración, pues hacía calorrrrrr, pero otra 'viajera' en apuros salía escopetada en cada parada, con el rollo de papel en la mano, que compró a propósito por si no la entendían; lo cual no le sirvió de nada .. (cuándo ya lo aguantó todo, campo a través   .. cómo los demás).
Los vídeos musicales, no hace falta decir que después de 1/2 hr. y al volumen que llevaban, estábamos hasta los mismísimos 'oídos'  .... (ni aún con los 2 auriculares metidos en mis orejas y también al máximo conseguía 'olvidarme' de aquella musiquita). 
La pareja de alemanes 'jetas' (habían cogido 2 asientos para cada uno y menudas películas se montaban para seguir con tal privilegio) llevaban tapones (estaban más acostumbrados a viajar en transporte público). 
Las 'entusiastas vendedoras' de pinchos y demás están muy bien cuándo lo que quieres es comer, pero si necesitas con urgencia una toilette, lo único que hacen es entorpecer pues nada más que se abre la puerta suben una legión de ellas cargadas con los pollos y demás en alto y es imposible intentar salir saltando y esquivando todos los bultos del pasillo y en dirección contraria... Buff! lo sé de buena mano, porque ¡por mis narices que lo intento! y al conseguir la escalerilla de bajada que llega el conductor y  ¡¡¡halaaaaa!!!!!  ¡se acabó el recreo!
Fué un viaje muy interesante,  barato, barato, nos reímos la tira y en algún otro que hicimos mucho más cómodos, casi lo echamos de menos.... ¡por favor, ¡aquel gallo cantando cada cierto tiempo!; además es cierto que no llegamos al apuro total! pero es lo que hay.....







Por fin llegamos a Paksé y el autobús nos dejó a los extranjeros nada más en una gasolinera a la entrada de la ciudad donde había un tuk-tuk (previamente avisado, claro) para llevarnos al centro; nosotros nos negamos a ir porque ya estaba lleno hasta arriba entre las personas y las mochilas y aún faltaban nuestras tres maletas (bastante grandes) y tendríamos que ir como sardinas. Por lo tanto allí nos quedamos los tres a la espera, tomando una Bear Lao, de que apareciera otro tuk-tuk lo que ocurrió al poco cuando le hicimos señas a uno que iba en dirección contraria y por el que pagamos bastante menos de lo que nos pedía el anterior. Ni para ese pequeño trayecto quisimos viajar en grupo.


Paksé

Esta ciudad fue fundada en 1905 por los franceses como centro administrativo de la zona sur de Laos. Es la capital de la provincia de Champasak y tiene unos 70.000 habitantes. En un lugar  de paso obligado para ir a Cahampasak, a las 4000 islas y a la meseta del Bolaven además de ser un importante punto de entrada y salida hacia Thailandia. La ciudad tiene un núcleo central formado por los primeros edificios de la ciudad y es la parte más interesante porque el resto son nuevas construcciones sin demasiado carácter. Está situada entre el Mekong y el río Se Don y es previsible un rápido desarrollo de la misma dada su situación entre Thailandia y Vietnam, a lo que hay que añadir que el puente que la une a Thailandia (construido en 20002) incrementará notablemente los intercambios comerciales de la zona.
Nosotros estábamos muy interesados en esta ciudad porque cumpliría con todas esas funciones mencionadas antes; era nuestra puerta de entrada a la meseta del Bolaven, de Champasak y las 4000 islas y también el punto de salida para regresar a Bangkok por lo que, a estas alturas del viaje, nuestra previsión, en función de los días que empleemos en Bolaven, es la de hacer cuatro noches en esta ciudad. De entrada haríamos las noches del 8 y 9 de Noviembre; una hoy día de llegada y la de mañana, una vez visto Champasak durante el día, para dirigirnos después al Bolaven.

Primero teníamos que instalarnos. El tuk-tuk nos dejó en el hotel Paksé, uno de los dos mejores de la ciudad y que elegimos por estar en el centro y por su excelente restaurante. Teníamos habitaciones disponibles y reservamos por dos noches. Este hotel es un viejo edificio ( bien conservado) de la época colonial con un hall con la solera de los viejos establecimientos que vivieron grandes momentos ( aunque he de confesar que ignoro ese extremo ) o bien acogieron a grandes viajeros  y hacen que uno se sienta especialmente bien cuando se entra en ellos; por eso, nada más entrar, me recordó el Old Catarat de Asuán en Egipto ( en el que se alojó  Agatha Christie además de otras personalidades y en el que sitúa la acción de una de sus novelas); el Hotel Baron en Alepo, Siria ( en el que tambien Agatha escribió otra de sus novelas; además allí se alojaron muchos personajes politicos y famosos, tales como Roosvelt, Lawrence de Arabia,...etc) y el Hotel Zenobia en Palmira, Siria (pues sí, también estuvo aquí Agatha y situa una de sus novelas aquí, además de muchos personajes de la historia); seguramente el hotel Paksé no tiene ese pedigrí  de los hoteles mencionados pero el ambiente que se respira en él es parecido.

Comimos en el restaurante que está a la izquierda del hall; aunque hay otro en la séptima planta, al aire libre, con unas buenas vistas de toda la ciudad y los dos ríos que la circundan, que abre a partir de las 5 de la tarde y en el cenaremos seguramente.

El tema fundamental era organizar el viaje a Bolaven ya que para el resto ( Champasak y las 4000 Islas) no tendríamos problemas porque se trata de desplazamientos cortos y hay varias formas de ir.










Entrada hotel Paksé.


















 El hotel está dirigido por un francés ( creo que su nombre es Jerome) que nos informó muy atentamente de todas las posibilidades de ver la zona y de que ellos ( la agencia del hotel) organizaban una excursión de dos días por el Bolaven; pero nosotros queríamos hacer al menos un recorrido de 4 días para verlo mejor; no nos recomendó esa opción pero dejamos pendiente su ofrecimiento y salimos a la calle para ir a la agencia Green Discovery ( que tiene varias oficinas en el país y tiene ganado un buen prestigio); allí no pusieron pegas a nuestra idea de los cuatro días pero no alquilaban el coche sin conductor, tenía que ser con conductor y hasta con guía. Nosotros en modo alguno queríamos guía a lo que accedieron y quedaba lo más importante, el precio, pues nos esperábamos algo parecido a lo que ya nos habían dicho en Vientiane y en otros lugares  y nuestra sorpresa fué que el precio fue razonable y hasta conseguimos un descuento ( quedó en 300 dolares por los cuatro días, incluyendo conductor, sus comidas y alojamientos y gasolina y libertad total para parar en cualquier lugar de la ruta que habíamos sugerido) por lo que aceptamos de inmediato para salir dos días después. Allí mismo contratamos también una minivan para nosotros tres para ir al día siguiente a Champasak.
Felices y contentos por resolver el tema del Bolaven tan rápido fuimos a darnos un relajante masaje en una casa situada justo enfrente del hotel, nada más cruzar la calle. Es un lugar muy recomendable y se llama Dokchampa Massage. A continuación ponerse al día con internet y después a cenar en el restaurante del hotel que está situado en el séptimo piso ( el restaurante se llama La Terrasse) desde el que se divisa toda la ciudad; a lo lejos, hacia el norte, se veía que una tormenta estaba descargando y  al sur se ve el puente que cruza el Mekong en dirección a Thailandia. Estaba muy animado el restaurante y además de los clientes del hotel había mucha gente que no estaba alojada allí pero que acudían a degustar la buena cocina del lugar. La noche fué cayendo y se encendieron las farolas; la brisa procedente de los dos ríos que bordean la ciudad se dejaba sentir y tengo que decir que fué una cena estupenda tras un agitado día de viaje. Mañana vamos a Champasak.

Wat Phu Champasak

A la hora convenida el minivan nos esperaba a la puerta del hotel. Era un vehículo moderno, amplio ( con capacidad para 8 personas), limpio y con aire acondicionado,  que nos llevó al Wat Phut Champasak, que está a unos 46 kms de Paksé, en poco más de una hora. Antes de llegar a las famosas ruinas jmer pasamos por la localidad de Champasak 10Kms. antes de llegar. El emplazamiento de estas ruinas ( en su día fué el centro religioso, económico y político de la zona) se encuentra en una llanura aledaña al Mekong y en la ladera del monte Phut Phasak, de 1400 metros de altura.

El lugar es deslumbrante y el espléndido día de sol contribuía a ello. Se sabe que el lugar fué un centro de veneración desde el siglo V y hace unos 1.500 años fué la capital del  reino mon-jmer de Chenla. Se cree que esta montaña es el lugar de residencia de la manifestación del dios hinduista Siva y en la actualidad sigue siendo adorada porque se considera que es el lugar donde habita Phu Intha ( espíritu protector de la montaña), Hasta el siglo VII fúe la principal ciudad de  la región.

En la actualidad el complejo sólo conserva las ruinas del algunos edificios y una parte importante del templo de la montaña. Los arqueólogos están trabajando en la reconstrucción y catalogación de los importantes restos que hay por toda la explanada y la ladera de la montaña. El lugar desprende una energía especial y es de una gran belleza. Por supuesto, no tiene nada que ver con los majestuosos templos de Angkor, de los cuales es precursor, ya que aquí las dimensiones son mucho menores tanto en terrenos como en edificios. 


El yacimiento esta dividido en seis terrazas situadas en tres niveles unidos por una larga escalera flanqueada por estatuas de leones y nagas. Creo que no conviene aburrir con la descripción de los tres niveles. Basta decir que al entrar en el recinto lo primero que se vé es un gran estanque ( antiguamente había más)  y a continuación una gran avenida de suave pendiente para seguir por unas escaleras (muy pendientes y desiguales ) que van ascendiendo sobre la montaña hasta llegar al templo más alto que tiene por encima un gran farallón de roca, con una caverna de la que brota una fuente. En esa zona de arriba hay grandes árboles que dan una generosa sombra que se agradece pues el sol golpea fuertemente. También están aquí  la "piedra del cocodrilo" del periodo Angkor; se dice, aunque no hay evidencias, que pudo utilizarse para realizar sacrificios humanos. Muy cerca de esta se encuentra la " piedra del elefante". Sentarse relajado y contemplar la vista hacia abajo, que llega hasta el Mekong, es un magnífico premio después de la dura ascensión.











El elefante




Piedra del cocodrilo





















Para quién quiera profundizar un poco sobre estas ruinas puede ver este enlace .http://www.vatphou-champassak.com/ .
O en esta excelente página de la Unesco: http://globalheritagefund.org/what_we_do/overview/current_projects/wat_phu_laos/

O en Wikipedia con un buen resumen y muchos enlaces sobre el sitio: http://en.wikipedia.org/wiki/Vat_Phou


Unos  rezos muy emocionantes.

En la parte superior del recinto se encuentra el templo que encerraba el lingan de Siva y tiene varios dinteles con altorelieves de varias divinidades hindúes y otros altorelieves en algunas de sus paredes.
Cerca de allí esta la cueva de la que brota la fuente sagrada y las piedras esculpidas con el cocodrilo y el elefante. Después de visitar la zona y de esperar a que salieran algunos visitantes para poder verla en solitario entré y me encontré con un momento cargado de emoción, de fé y religiosidad cuando observé que varias personas y dos monjes oraban ante el altar en el que había varios budas ( estas estatuas son más recientes y no perteneces a la época jmer); se dieron cuenta de mi presencia pero continuaron con sus rezos y en un momento dado los dos monjes se pusieron a cantar una de los rezos al mismo tiempo que se movían, inclinando sus cuerpos y quemaban varillas de sándalo.
Tácitamente, sin interrumpir para nada la ceremonia íntima de aquellas pocas personas, supe que podía observarles y hacer fotos. Fué un momento muy emocionante, difícil de describir; aquellas oraciones en un lugar milenario, cargado de significado para ellos, en medio del silencio de los tiempos y bajo aquella semisombra en el templo medio en ruinas fué algo que me emocionó fuertemente.
Duró muy poco todo aquello y los monjes y las demás personas salieron y siguieron su recorrido por los alrededores. Poco después los monjes se pusieron a hacerse fotos, uno a otro, con el valle como fondo y como estaba cerca me ofrecí a hacer una foto a los dos. Accedieron contentos y quisieron hacerse una foto conmigo. No sabían inglés así que nuestra comunicación fué muy elemental aunque muy cordial, como lo es la de toda la gente de este país.









Después vino el descenso, mucho más fácil y rápido que la ascensión, y la visita al museo donde se alojan las piezas recuperadas en las excavaciones que se están realizando. A la salida del recinto había un tenderete, a la sombra, donde tomamos unos shakes ( granizados de fruta, piña, mango, banana..etec..) que nos sirvieron para sofocar algo el intento calor. Nuestro minivan y nuestro chófer estaba atento y cuando le indicamos nos fuimos, con destino a Paksé, disfrutando del aire acondicionado.

De nuevo en Paksé.

Llegada y ducha. Listos para relajarnos un rato, consultar correos..etc.. Justo, en esos momentos, desfilaba enfrente del hotel una extraña comitiva con un chico que con un altavoz hacía llamadas para conseguir donaciones, supongo que para algún templo, y otras personas portando una especie de carro con lo que habían conseguido y con unos adornos florales.
Escenas así surgen en cualquier lugar y en cualquier momento. En la acera de enfrente estaba estacionado un coche de novios, los tuk-tuk iban y venían y para sorpresa nuestra aparecieron unos "viejos" conocidos, se trataba de Lynn y Norm, los canadienses que habíamos conocido en Luang Prabang. Nos comentaron que habían llegado ese mismo día y que pensaban visitar las 4000 islas y el Bolaven; nos abrazamos y nos deseamos lo mejor para el resto del viaje. Quizás volveríamos a coincidir en cualquier rincón de este país.

¿Qué más se puede decir de esta ciudad?. Las guías, y los relatos de viajeros, dicen que no tiene mucho interés por si misma salvo que es el lugar desde el que hay que partir para visitar las 4000 islas al Sur, el Bolaven al Este o cruzar a Thailandia, al Oeste. No podemos decir que conocemos bien la ciudad a pesar de que pasamos cuatro noches en ella pues siempre la utilizamos como punto de paso hacia esos lugares mencionados, pero en las pocas horas que pudimos estar en ella hay dos lugares que vimos  y que recomendamos ( aparte del centro antiguo de la misma) : son el mercado antiguo, justo en la plaza que está en la callé más allá de la entrada del hotel Paksé, en el que se pueden observar, en un recinto cubierto pero sin muros, diferentes puestos de comidas, de verduras..etc...y el mercado nuevo  (Talat Dao Heung) más alejado ( conviene ir en tuk-tuk) que es mucho más grande y está en una gran plaza en la que se desarrolla un mercado de verduras, pescados, muy interesante, lleno de color y de vida; en los locales que rodean esta plaza hay una gran cantidad de tiendas que venden de todo ( ropa, productos chinos, teléfonos..ctc) aunque esto es menos interesante.








El sol se va poniendo; es hora de un masaje y después una excelente cena en La Terrase. Aunque aún nos quedan dos más en esta ciudad daremos por cerrado aquí el relato sobre ella.  Mañana, bien temprano ( a las 7,30) iniciaremos el esperado recorrido por el Bolaven.



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