martes, 12 de julio de 2011

De Sesriem a Windhoek

12 de Julio


La noche anterior decidimos seguir en dirección a Windhoek. Renunciamos, pues, a hacer lo que hace todo el mundo. Levantarse a las 5 de la mañana para ver el amanecer en la duna 45. Los españoles que vimos en Spizkope  nos comentaron que a ellos les habían llevado y que era un verdadero mercado (nosotros ya suponiamos eso)  por la cantidad de coches y gente que se juntaba en el mismo sitio. Habíamos pasado todo el día anterior viendo las dunas y Sossusvlei y consideramos que era mejor dormir esa noche en Rehoboth y desde allí nos quedarían solo unos 90 kms hasta Windhoek.
Hacia Rehoboth
Se plantearon dos alternativas de ruta para llegar hasta allí. Al final seguimos la que sugerían las chicas que consistía en ir dirección Solitaire y unos kilómetros antes coger a la derecha la carretera D1273 y luego la  C24 pasando por el Remhcogte Pass, Klein Aub y Kobos. 

Ibamos de nuevo por rutas de tierra. Se acaba acostumbrando uno a ellas. Es cierto que presentan varios inconvenientes, el polvo es uno de ellos pues el coche al circular levanta una buena polvareda y cuando te cruzas con otro, si  la dirección del viento no te es favorable, parece, durante unos segundos que estás atravesando la niebla mas espesa que hayas visto. Otro incoveniente es la velocidad; el límite es de 80Kms/h que se puede alcanzar en bastantes tramos llanos; cuando tienes que pasar ríos la media baja muchísimo y en las carreteras hacia el Kunene River y desde allí a Epupa hay tramos en los que la velocidad puede ser de 10Kms/h debido al estado del firme y a los ríos. Pero tienen estas carreteras una ventaja esencial: la velocidad reducida te permite disfrutar del paisaje siempre cambiante; al no encontrar prácticamente tráfico el inconveniente del polvo no lo es tanto y además el encontrarse con imprevistos ( siempre que sean superables) es un aliciente más del viaje.
Da igual por que carretera te metas. El paisaje siempre te sorprende. Pasamos de la sabana salpicada por los mopane y otros árboles a subir un puerto surcado por muchos riachuelos, faldas de montaña adornadas por pequeños baobad y los animales habituales teniendo que añadir aquí un grupo de monos en las orillas de la carretera. Había muchas vacas pastando en grandes fincas. Era una zona muy ganadera. Una vez pasado el puerto y cuando ya bajabamos en direccióna Klein Aub nos encontramos con una matrimonio y su hijo pequeñito que iban en un carro. Pertenecian a la etnia baster que no es una etnia propiamente africana sino que son los descencientes de de la union de hombres holandeses, que en 1870 habian llegado a la zona provenientes de la Colonia del Cabo, y de las mujeres africanas de la zona. La palabra baster proviene de la holandesa que significa bastardo. Los sudafricanos, en la época del apartheid, destinaron esta zona a los baster para que se establecieran separados de los blancos. La capital de este territorio es Rehoboth. De hecho el aspecto físico es distinto al resto de la población negra de Namibia, los rasgos son mas parecidos a los occidentales  y la piel es menos oscura. Tambien fueron usados como zona neutral de interposición entre hereros y namas. En 1979 los sudáfricanos les ofrecieron la independencia si se unían militarmente a ellos en la guerra contra  la SWAPO (que luchaban por la liberación de Namibia) pero los baster se mantuvieron neutrales.

Como todos los días, sobre las 12h30 llegó la hora de comer. A la sombra de unos árboles dimos cuenta de las últimas provisiones que nos quedaban. Y llegamos a Rehoboth, una pequeña población con casas disemanadas a lo largo de varias calles, con varias iglesias. Tomamos algo en una especie de cafería que tenia adosado otro local con mesas, con música y poca luz, en el que había mujeres "conversando" con los hombres que las invitaban. El ambiente del pueblo era plácido y tranquilo. Los niños volvian al colegio  y nosotros fuimos a la oficina de turismo ( unos de los pocos lugares donde existía) y allí confirmamos lo que ya sabíamos por nuestras guías, que el mejor alojamiento del lugar el Lake Oanob Resort situado a 7 kms del pueblo. Allí fuimos. Ascendimos por una pequeña montaña y empezamos a ver el lago formado por la presa hecha en el rio Oanob. Era un lugar paradisiaco. Los alojamientos eran unos chalets de alto standing distribuidos a lo largo de la orilla del lago. Eran de dos habitaciones, con baño, lavabo, salon, barbacoa y una hermosa terraza con vistas al lago y una escalera que permitia bajar al lago para tomar un lancha y desplazarse por él. Fué, sin duda, el mejor alojamiento de todo el viaje y eso que el nivel general fue muy alto.Negociamos el precio, claro. Un relajante lugar para finalizar el viaje. Las cervezas en la terraza y la puesta de sol de esa tarde no la olvidaremos. Cenamos en el restaurante, muy concurrido, del puerto deportivo junto al lago.El viaje iba tocando a su fin.

Día 13 de Julio.

Después de desayunar partimos hacia Windhoek. Los 90 Kms hasta allí eran asfaltados así que sobre las 10 de la mañana ya estabamos en nuestro alojamiento donde descargamos nuestro equipaje y a continuación fuimos a entregar el coche. Después de las comprobaciones pertinentes vieron que todo estaba bien y me devolvieron el recibo de Visa con el bloqueo de 3.200.- euros correspondientes a la franquicia. Y nos fuimos al centro. Estando paseando por la calle Independence ( en la que se concentra casi todo) un negrito vestido de piloto que nos había oido hablar nos saluda con un perfecto español con acento cubano. Hablamos un buen rato, tomamos unas cervezas y comimos con él en un restaurante que nos recomendó. Se trataba  de Abner Hamukwaya, un chico de 23 años, que había estudiado en Cuba durante cinco años y ahora estaba sacando el título de piloto. Nos comentó bastantes cosas sobre el país, sobre las costumbres y sobre las expectativas de los jóvenes. La tarde sirvió para ultimar algunas compras y la cena fue en el restaurante "The gourmet" muy recomendado en la Lonely pero que nos pareció bastante normal.


Día 14 de Julio


A las 11h30 los de Caprivi Car Hire ( la empresa que nos alquiló el todoterreno) paso a recogernos ( en el precio del alquiler suele ir incluido el transporte del aeropuerto a la ciudad y viciversa) puntualmente y volamos sin retrasos y sin incidencias hasta Asturias.
Atrás quedan muchos momentos inolvidables, paisajes, personas y lugares que seguirán alimentando durante muchos días las remembranzas de este pais.
Somos conscientes de que quedó mucho por ver y si alguna vez volvemos ( lo cual no nos importaría) sabemos adonde ir.





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